Formación para la gente indígena

La formación para el buen vivir se plantea como una propuesta que fortalece al Movimiento Indígena a nivel local, regional y nacional. Por eso, las estrategias pedagógicas, los espacios de encuentro, la elección y el enfoque de los temas se fundamentan en la acción desde la unidad para defensa del territorio, desde la autonomía y la cultura propia, principios que han animado la lucha y resistencia de los pueblos.

Unidad: los pueblos indígenas compartimos la expe- riencia de ser los habitantes originarios de Abya Yala; sin embargo, entre nosotros existe una enorme diversidad de idiomas, cosmovisiones, saberes y formas de aprender.

Formarse desde la unidad invita a construir procesos que nos permitan comprender la diversidad cultural del mundo indígena y reconocer, también, las experiencias específicas de las mujeres, los niños, las niñas, las y los jóvenes.

Se trata de construir colectivamente las estrategias organizativas para la pervivencia y defensa de nuestros dere- chos colectivos, como pueblos, y los derechos individuales de quienes hacemos parte de la comunidad.

Territorio: el territorio lo es todo, allí se desarrollan las relaciones, la espiritualidad, la vida; y se interactúa con otros seres desde la búsqueda del equilibrio.

Los mayores problemas de los pueblos indígenas son causados por la invasión a los territorios, la guerra y el saqueo de recursos naturales. Estas situaciones han desarmonizado

nuestra relación con la Madre Tierra, generando dolor, enfer- medad y desarraigo, y poniendo en riesgo la vida misma de los pueblos y de la sociedad en general. Por ello, la propues- ta pedagógica está encaminada a construir elementos útiles para la defensa del territorio y la permanencia en el mismo.

Cultura: la cultura es todo lo que somos, lo que pensa- mos, la manera como vivimos, y lo que nos hace diferentes al mundo no indígena y entre pueblos.

La EFIN busca fortalecer los procesos culturales y re- tomar los conocimientos propios y las formas tradicionales de aprender. También queremos desarrollar miradas que nos permitan proponer una lectura dinámica de nuestras culturas, desde la cual podamos reflexionar sobre aquellas prácticas que lesionan el buen vivir, la armonía en el terri- torio y el equilibrio entre los seres que hacemos parte de la comunidad.

Autonomía: formarnos para la autonomía requiere que construyamos colectivamente herramientas para la autode- terminación y el ejercicio del gobierno propio. Esto es posible cuando generamos estrategias colectivas para afrontar las situaciones de la vida cotidiana, y también cuando tenemos los elementos para interlocutar con otras organizaciones y comunidades, y con el Estado.