Saberes tradicionales, nuevos aprendizajes

Desde tiempos ancestrales, en cada comunidad, en cada familia, han estado presentes mecanismos para la adquisi- ción de nuevos conocimientos, en especial para que niñas y niños aprendan a ser y estar en el mundo de acuerdo con la cosmovisión propia, que es la fuente de todos los saberes y códigos sociales que regulan la vida de los pueblos.

Los indígenas somos de tradición oral y sólo reciente- mente hemos empezado a escribir nuestros idiomas. Los cantos y los mitos, cuentos, historias y anécdotas que nos narraban los abuelos y abuelas alrededor del fogón, así como el trabajo comunitario, eran la mejor manera de cono- cer nuestra historia y nuestra cultura.

La palabra y la práctica son formas de aprender y de enseñar. El juego, el proceso organizativo… todos son mo- mentos y oportunidades de recrear los saberes. Nos forma- mos en la minga, la asamblea, la movilización, la defensa del territorio y los congresos. Allí fortalecemos nuestro quehacer como autoridades, líderes, lideresas o, simplemente, como personas comprometidas con la vida en colectivo.

En el proceso hemos desarrollado experiencias de for- mación que enriquecen las prácticas tradicionales. La Escue- la de Formación Indígena Nacional (EFIN) y muchas escuelas locales y regionales se desarrollan bajo los lineamientos de pedagogía comunitaria y se fundamentan en principios de la Educación popular1.

La pedagogía comunitaria se configura como una pe- dagogía propia indígena que parte de la vida, de una visión crítica del contexto y de propuestas transformadoras de la realidad, con miras a realizar los planes de vida y el buen vivir para mujeres y hombres. Desde esta perspectiva, la for- mación se entiende como un proceso integral, que lleva a la toma de conciencia sobre nuestro lugar en el mundo, como personas y como pueblos.2 Esto incluye, entre otras cosas, la capacitación en ciertos temas específicos y estratégicos, pero no se limita a la entrega de información, sino que está encaminada al fortalecimiento de nuestra identidad como pueblos originarios y como Movimiento Indígena.

Desarrollar la Escuela de Formación Indígena Nacional implica para la ONIC el reconocimiento de la importancia política de la formación para la pervivencia de los pueblos, así como el reto de articular formas tradicionales de aprender con las alternativas que nos ofrecen los desarrollos científi- cos y tecnológicos y los enfoques educativos del mundo no indígena, sin perder de vista que la fuente de todos los saberes está en nuestras leyes de origen.

1. Es una experiencia pedagógica latinoamericana que nació en la década de 1960; plantea que la educación debe estar encaminada a la transformación de la realidad social y al desarrollo de la libertad humana.
2. Definición construida colectivamente con el Consejo Nacional de Mujeres Indígenas de la ONIC, diciembre de 2013.