El corazón del mundo está en peligro

por Soporte

Por: Juana Hofman*.

Actividades amenazantes

En un acto histórico, los cuatro pueblos guardianes de la Sierra Nevada de Santa Marta (SNSM) —Arhuaco, Kogi, Wiwa y Kankuamo— se unieron para pedirle a la Corte Constitucional la protección integral del corazón del mundo que hoy está llegando a un punto de no retorno.

Un buen número de proyectos, obras y actividades que se adelantan en el área de la Línea Negra (Séshizha) —que no han agotado el mecanismo de la consulta previa y obvian los presupuestos básicos de garantías a los derechos de los pueblos— constituyen una amenaza para los derechos fundamentales, el territorio y la supervivencia física y cultural de estos pueblos.

En gran medida, las afectaciones que hoy sufre la Sierra Nevada de Santa Marta son producto de la ejecución de proyectos de desarrollo, del uso y extracción indiscriminada de minerales y de la toma de decisiones que afectan directamente la autonomía, los derechos y los modos de vida de los cuatro pueblos mencionados anteriormente. Por lo general, esas decisiones no tienen en cuenta la complejidad del territorio ni la opinión de estos pueblos.

Si bien el reconocimiento de la propiedad colectiva se aplica a los resguardos Arhuaco de la Sierra, Kogi—Malayo—Arhuaco, Kankuamo y Businchama, la extensión del territorio ancestral de los pueblos Arhuaco, Kogi, Kankuamo y Wiwa de la Sierra Nevada de Santa Marta va mucho más allá: su territorio está representado a través de la Línea Negra, un espacio que por su connotación simbólica, cultural y ambiental es fundamental para la conservación de sus valores y la preservación de su espiritualidad.

Al referirse a este espacio, El Consejo Territorial de Cabildos de la Sierra Nevada afirma que se trata de “un hilo invisible, una realidad oscura por donde fluye la energía de la tierra. Los espacios sagrados que están alrededor de la Sierra Nevada hacen parte de La Línea Negra, conforman su expresión tangible en el territorio, pero estos sitios sagrados no son por sí solos la misma Línea Negra”.

El aumento de la actividad minera en este territorio—ligado a megaproyectos como puertos, vías de doble calzada y ferrocarriles—tiene efectos perjudiciales para los ecosistemas y las comunidades indígenas que hoy defienden sus derechos territoriales y culturales. De acuerdo con los cuatro pueblos, actualmente existen 251 títulos mineros y obras de infraestructura que amenazan la existencia de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Además de sedimentar y contaminar los ríos y quebradas, la tala de bosques y la remoción de materiales afectan de modo irreversible el derecho al agua y su continuidad ecosistémica, porque fragmenta los bosques quitándoles la capacidad de generar bienes y servicios ambientales. Esto resulta aún más preocupante cuando se tiene en cuenta que la SNSM nacen más de treinta ríos que proveen de agua a los departamentos de Magdalena, César y Guajira.

En otras palabras, la minería legal e ilegal representa un peligro para el agua de la SNSM porque aumenta la contaminación química y la sedimentación reduciendo sus caudales. La situación es tan crítica que sus más de treinta afluentes podrían de desaparecer, lo cual representaría una amenaza directa para los pueblos indígenas y la población que reside en los tres departamentos que dependen de esos caudales.

Otro problema grave es la degradación de la Ciénaga Grande de Santa Marta, un ecosistema estratégico ubicado dentro de la Línea Negra. Para los cuatro pueblos, este espacio tiene una gran importancia cultural y espiritual porque, apoyándose en la creencia de que allí descansan los espíritus de los padres y madres, es el lugar donde llevan a cabo ritos sagrados, que ayudan a fortalecer la vida natural a través de las aguas que se dispersan con las lluvias y vuelven para mantener el ciclo de vida.

Por otro lado, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, la SNSM perdió cerca del 85% de su glaciar entre 1850 y 2012 y, en 2017, esa cifra ascendió a 92%. Sin lugar a dudas, el desarrollo de actividades extractivas en glaciares y páramos produce el deshielo y la pérdida de masa glaciar.

Lo mismo ocurre con la sobreexplotación del suelo, los distritos de riego acaparadores, los monocultivos, los vertimientos directos y la ausencia de políticas ambientales que protejan de forma efectiva el ambiente y el agua. Estas actividades profundizan la crisis climática, razón por lo cual deberían ser objeto de una evaluación que mida el impacto ambiental desde un enfoque acumulativo.

La cosmovisión indígena

El panorama actual exige armonizar la noción de territorio de los cuatro pueblos con el concepto de ordenamiento territorial. Si bien existen actualmente varios instrumentos para proteger la Sierra Nevada —como parques naturales, resguardos y reservas forestales— en la realidad el ordenamiento no responde a la complejidad del territorio, pues no protege efectivamente al ecosistema ni garantiza los derechos de los cuatro pueblos que allí residen.

Para los pueblos indígenas, el territorio de la SNSM se regía por la Ley de Origen y el Ordenamiento Ancestral antes de que existieran nuestros sistemas normativos. Dentro de su cosmovisión, todos los elementos que integran el territorio tienen vida y se distribuyen siguiendo un ordenamiento natural.

De acuerdo con el Cabildo Territorial, los cuatro pueblos de la SNSM tienen una concepción cósmica y holística del territorio que proclama la comunión entre seres humanos, animales, plantas, ríos, cerros y divinidades ancestrales. Estas últimas son seres inmanentes a quienes se les debe pedir permiso para hacer uso del territorio, pues ellas lo protegen y también cuidan a todos los seres que habitan en él. En suma, para los cuatro pueblos, el territorio está integrado por tres colectividades que deberían convivir en armonía: la divina ancestral, la natural y la humana.

En Colombia es necesario ofrecer más garantías para el derecho al territorio de los pueblos indígenas, pues actualmente existe un déficit de protección jurídica. Urge proteger su cosmovisión, fortalecer su relación cultural y espiritual con el territorio y defender su autonomía y capacidad de autogobierno.

¿Qué hacer?

La demanda elaborada por los cuatro pueblos que está en manos de la Corte Constitucional aboga, fundamentalmente, por la protección de la SNSM y argumenta que, de llevarse a cabo todos los proyectos que están titulados allí, ese territorio podría desaparecer.

Para evitar que eso suceda, los indígenas reclaman herramientas de protección territorial y cultural, e instrumentos más ágiles para hacer efectiva la consulta previa. Así mismo buscan instrumentos de planeación territorial y evaluación de impactos socio-ambientales definidos y concertados previamente con ellos, para poder armonizar la visión de los cuatro pueblos con las de las demás entidades territoriales.

El primer paso para evitar la desaparición de la SNSM es acatar el llamado de los pueblos indígenas: es momento de perderle el miedo al diálogo intercultural, pues lejos de ser enemigos del “desarrollo”, los pueblos indígenas son los guardianes del corazón del mundo. Es hora de trabajar junto a ellos.

*Abogada por la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente-AIDA.
Link del artículo: https://www.razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/12224-el-corazon-del-mundo-esta-en-peligro.html