Los indígenas arhuacos crean escuela de mamos

Por: 

En la vereda Don Diego, zona rural de Santa Marta, niños serán capacitados para cambiar su vida.
En un caserío que se levanta en medio de cultivos de plátano, yuca y auyama, al que se llega por un camino serpenteante desde la Troncal del Caribe, en la vereda Don Diego, zona rural de Santa Marta, un grupo de niños arhuacos cambiará el rumbo de su vida: se convertirán en mamos.
A sus 48 años, el mamo arhuaco Camilo Izquierdo, de cabello negro y largo, ojos pequeños y piel morena, es poseedor de la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta, para preservar el equilibrio entre la naturaleza y los hombres, y se alista para enseñarles sus conocimientos a futuros alumnos.
La escuela estará ubicada en un área de 350 hectáreas y 5.000 metros de playa, conocida como Katansama (lugar en que nacen todos, en lengua arhuaca), donde desde diciembre pasado se construye un pueblo indígena.
Hay dos casas de techo de palma amarga y paredes de caña brava tejida, pero la idea es hacer más para que se queden los visitantes y kankurúas, templos donde enseñan los mamos.
Allí, ocho niños, mayores de 5 años, serán preparados para que sean guardianes de las piedras, las montañas, los árboles, los animales, las lagunas, el sol, el aire, de todo.
A diferencia de la escuela tradicional, donde los profesores les enseñan a los alumnos a leer y escribir, matemáticas y geografía, en esta los futuros mamos aprenderán a defender a la Madre Tierra, realizar los rituales de pagamento para desagraviarla por los daños que causan los 'hermanos menores' (no indígenas) y a orientar a su comunidad para que no afecten el orden de la naturaleza.
Esta iniciativa hace parte del proyecto apoyado por la Agencia Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (Anspe), que pretende fortalecer el conocimiento y la identidad cultural de los arhuacos, a través del aprovechamiento de la oferta institucional del Gobierno, pero de acuerdo con la lógica indígena.
En la escuela, que tendrá como particularidad su cercanía con el mar, de donde los mamos sacan los elementos que usan en los pagamentos, los niños estarán aislados del resto de la comunidad hasta que les llegue el momento de casarse para que ninguna influencia del mundo exterior afecte su aprendizaje.
"En la sociedad se hablan muchas cosas que desarrollan el pensamiento y la espiritualidad, estos niños no pueden estar en ese ambiente, entonces se aíslan", explica el mamo Camilo. La alimentación también tiene restricciones. Solo pueden consumir carne de animales silvestres, pero sin sal.
La preparación de un mamo requiere disciplina. De eso depende que asuma el rol de máxima autoridad política, espiritual, administrativa, y hasta económica de su comunidad durante el resto de su vida. Pero no todos son iguales, hay unos que son generales y otros tienen alguna especialidad: atraer el agua, abonar la tierra, hacer pagamentos. Lo que a cada cual le nace aprender, aprende.
Por eso, la escogencia de un aprendiz de mamo no se hace al azar. En la ceremonia de bautizo, el mamo le pone un nombre especial a cada indígena que indica si seguirá sus pasos, teniendo en cuenta la época del año en que fue concebido y cómo se comportaron sus padres durante los nueve meses de gestación. Si hubo cargas negativas eso afecta a la criatura y no tiene suficiente fortaleza energética para ser mamo.
El mamo Camilo fue el maestro de su hijo José Emilio Izquierdo, de 24 años, y ahora va a seguir transmitiéndoles sus conocimientos a sus dos hijos pequeños y otros niños de su comunidad para que se conviertan en verdaderos cuidadores de la Sierra Nevada. Así no solo aseguran la preservación de la naturaleza sino la persistencia de su cultura.
A fortalecer la identidad
La creación de la escuela surgió como una propuesta para que el Estado reconozca el sistema de educación propia de los arhuacos.
Los colegios construidos en la Sierra Nevada se asimilan más a la lógica de los 'hermanos menores' que a la realidad de los indígenas, pues solo los mamos pueden enseñarles a comprender la naturaleza.
Por eso, en el proyecto se incluyó este componente para fortalecer la identidad cultural de los pueblos indígenas.
PAOLA BENJUMEA BRITO
ENVIADA ESPECIAL DE EL TIEMPO
VEREDA DON DIEGO (MAGDALENA).